Es sumamente interesante ver como hoy día hay
pastores que tienen más títulos que llamados. Se ha levantado una moda de
supuestos "apóstoles" que pretenden engañar a muchos, interpretando
textos fuera de contextos, y arrastrando multitudes al engaño. Realmente, ¿qué
significa la palabra: "apóstol"? Para aquellos que desconocen su definición,
"apóstol" significa: "enviado".
Y se refiere única y exclusivamente a los hombres
que Dios llamó para levantar su Iglesia y establecer los fundamentos de la
doctrina de Jesucristo, en la época de la Iglesia primitiva. Estos eran hombres
que, como Pablo, viajaban constantemente, estableciendo nuevas congregaciones y
reforzándola por medio de sus enseñanzas. Una de las características del
apostolado es que los apóstoles fueron llamados directamente, y cara a cara,
por Jesucristo mismo, (con la excepción de Matías que vino a sustituir a Judas
Iscariote). Como característica principal, los apóstoles tenían que haber sido
testigos oculares de la resurrección de Cristo (Hechos 1:22).Después de su
resurrección, Jesucristo se le apareció a más de 500 personas, siendo Pablo el
testigo ocular que recibió la última aparición de Jesús cuando iba camino a
Damasco. Es por esta razón que Pablo se clasifica asimismo como un
"abortivo" de Jesucristo (1 Corintios 15:8).Abortivo, del original
griego: "éktroma", es una connotación que se refiere "al último
de todos [los apóstoles]". Pablo claramente nos indica que después de él
no hay más apóstoles llamados por Jesucristo, porque como dice el texto, él
mismo vino a ser el "último de todos". Y aquellos que osadamente,
pretendieron ser "apóstoles" sin tener el directo llamado de Jesús,
fueron clasificados como: "fraudulentos, disfrazados de apóstoles"
como lo dice en 2 Corintios 11:13.Lamentablemente esto se vuelve a repetir en
nuestros días, cuando resurge el mismo patrón de los auto-llamados
"apóstoles" de Cristo; personas que, en el nombre del evangelio, solo
buscan la fama y el dinero por medio de las falsas doctrinas. Y como característica
especial, los "apóstoles modernos" se revisten de altivez, procurando
ser el centro de atracción en los eventos públicos y actividades religiosas. Un
detalle muy interesante es que la mayoría de los auto proclamados
"apóstoles" de hoy día también son pastores. ¿Dónde en el Nuevo
Testamento se menciona que los apóstoles eran también pastores? Esto, por
supuesto, es una clara manipulación de las Escrituras. En los tiempos de la
Iglesia Primitiva no existían pastores-apóstoles. Esto es un título ficticio que
nunca fue aprobado por Dios. No obstante, en su carta a los efesios, el apóstol
Pablo, explica la importante misión de los dones que Cristo dio a su Cuerpo, es
decir, a la Iglesia. Pablo dice: "Y él mismo [Espíritu Santo] constituyó a
unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y
maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para
la edificación del cuerpo de Cristo..." (Efesios 4:11-12).Es evidentemente
claro, que este pasaje guarda una estrecha relación con una época en que la
Iglesia estaba en una etapa primitiva, y existía una gran necesidad por
expandir el evangelio. Era una época en que la Iglesia necesitaba obreros
especiales, con dones especiales, para edificar, es decir, organizar la Iglesia
a la plenitud del evangelio y fundarla con todas las bases doctrinales de las
enseñanzas de Cristo. En otras palabras, es lo mismo que usted tener en sus
manos los planos de un gran edificio, pero necesita reunir los obreros
capacitados para comenzar la edificación de la obra .La misión de los
apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, mencionados en Efesios
4:11-12, se refiere una repartición de dones entre los santos varones de
aquella época, que el Espíritu Santo eligió y perfeccionó, es decir, capacitó,
para este fin. Una vez que la Iglesia es edificada, y fundada con toda la
plenitud de la doctrina de Cristo, se cumple la misión de estos santos varones
y la obra ministerial del evangelio, continúa bajo la responsabilidad de los
evangelistas, pastores y maestros.
Por el Dr. Juan Colón Muñoz
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