ENSEÑANZA VIDA EN EL REINO

LA FE Y LA ESPERA

2:47Carlos C


Gálatas 4.4 dice que “[…] cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, […]”.
Recientemente hice un descubrimiento interesante. Como usted sabe, el término fe prácticamente no se utiliza en el Antiguo Testamento[1]. El término esperar era utilizado por los fabricantes de sogas. Si alguien estaba “esperando”, estaba entretejiendo una hebra débil de soga en las hebras más fuertes. Si usted visitara el taller de Juan Soga y preguntara por él, alguno podría decirle: “Está en el fondo, esperando”. Eso significaba que estaba al fondo del taller, integrando una hebra débil a las más fuertes. Esta ilustración aporta un nuevo significado a la idea de “esperar en el Señor”, ¡porque cuanto más uno “esperara”, más fuerte sería la soga! Cuanto más tiempo esperamos en el Señor, permitiéndole entretejer e integrar nuestra débil y patética vida en la de Él, más fuertes nos hacemos. Una vid plantada aislada en el campo se enrolla alrededor de sí misma, pero si se la plantara junto a un poderoso roble, se enrollaría alrededor del árbol y crecería casi hasta su misma altura. “Los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas” (Isaías 40.31) ¡Amén! Los creyentes necesitamos esperar, lo cual revela la verdadera gloria de nuestro Dios.
Recuerdo cuando esperaba y trabajaba para comprar un automóvil; mi abuelo me había dicho que trabajar por el automóvil sería mucho más divertido que poseerlo. ¡Tenía razón! Disfruté más el esperar, pensar e imaginar que el hecho concreto de tenerlo. La espera maximiza el disfrute. Cuando a un niño se le da todo lo que quiere y no se le enseña a esperar, el padre está en realidad robándole al niño una bendición. Estamos hechos a la imagen de Dios, y a Dios le gusta esperar. Esperó que se cumpliese la plenitud del tiempo para enviar a su Hijo. ¿Por qué no envió a su Hijo como Caín o como Abel inmediatamente después de la caída de Adán y Eva? La espera maximiza el disfrute y el beneficio del regalo del Hijo. Aún hoy día Él envía al Hijo a los corazones de los hombres en el cumplimiento del tiempo, de modo que espere con fe su liberación personal o la salvación de su hijo o su cónyuge.
¡La fe es trabajo! Muchos rechazan todo esfuerzo relacionado con la fe. Hay un esfuerzo que tiene como centro un trabajo que conduce a la desesperanza; esto es legalismo. Sin embargo, está también el trabajo de la fe que tiene como centro el obrar de Dios. Muchos creyentes no quieren en realidad tener fe, pero quieren algo que solucione su situación. Por ejemplo, está la depresión sin un suceso que la motive; es infundada. Debido a que no hay un hecho concreto como fundamento, el creyente debe levantarse, ponerse en marcha y caminar por fe negando ese sentimiento. Este es un trabajo de fe.

M.WELLS

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