Con frecuencia, nos encontramos
con creyentes que están buscando luces rojas. No saben si están haciendo la
voluntad de Dios, de modo que buscan las luces rojas que les indiquen que deben
detenerse. ¿Pasaron Adán y Eva sus dÃas en el paraÃso buscando luces rojas?
¡Obviamente no! Dios les mostró desde un comienzo la luz roja frente al árbol
del conocimiento del bien y del mal; de cualquier otro árbol del huerto podÃan
comer. Leamos lo que les dijo acerca de los otros árboles: “Y Jehová Dios hizo
nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también
el árbol de vida en medio del huerto […]” (Génesis 2.9). SÃ, árboles agradables
a la vista, que alimentaban no solo el deseo fÃsico del hombre sino también la
mente, la voluntad y las emociones, porque eran deliciosos a la vista. También
estaba allà el árbol de la vida (Jesús), que alimentarÃa el espÃritu del
hombre. El ser humano tenÃa libertad para comer de todos. Recuerde la palabra libre. Dios les habló claramente acerca
del árbol del cual no podÃan comer, para que el hombre no necesitara deambular
por el huerto observando cada uno y preguntándose si le estarÃa permitido comer
de él, atareado y preocupado, en lugar de disfrutar de la vida en el lugar que
Por lo tanto, si usted está
confundido respecto de cuál pueda ser la voluntad Dios en relación con una
acción o actitud, ¡cambie la manera de ver el asunto! Encuentre en la Biblia
qué es exactamente lo que no tiene que hacer y evite eso; todo lo demás está
permitido. ¿Acaso no se resume toda la Ley y los Profetas en un solo
mandamiento: Amarás a tu prójimo como a
ti mismo? Si no está haciendo esto, todo lo demás importa poco. ¿Se da
cuenta usted cuán simple es? Solo debe evitar una cosa: amarse más a usted mismo
que a su prójimo. Si evita el egocentrismo, encontrará que el noventa por
ciento de lo que hace está permitido, como por ejemplo: vivir donde usted
quiera, aceptar el empleo que le guste, ir de vacaciones donde lo desee y hasta
elegir la iglesia y su lugar de servicio; lo que no le está permitido es la
amargura, el juzgar a los demás, el participar en obras de la carne, y el dejar
de amar y mostrar compasión, pues todas estas acciones alimentan el
egocentrismo. Muchos se esfuerzan por saber qué automóvil deben comprar, cuando
lo realmente importante quizá sea amar a su cónyuge, no provocar a ira a otros,
o no ser secretamente competitivos.
Es difÃcil explicar cuáles eran
todos los árboles del huerto de los cuales estaba permitido comer, pero es
sencillo saber de cuál no. Tenga eso en claro y siéntase libre para comer del
resto. No hagamos que la voluntad permitida de Dios parezca difÃcil, como un
pretexto para no prestar atención a la voluntad conocida de Dios que podemos
estar desobedeciendo tanto en hechos como en actitudes. La multitud de temas
que no aparecen en la Biblia, y a los cuales muchos creyentes asignan
superlativa importancia, no revisten mayor interés para Dios; de estos tenemos
“libertad para comer”. Si Dios tiene otros planes es su responsabilidad
enseñárnoslos, lo cual hará porque es nuestro Buen Pastor.
M.WELLS
M.WELLS
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