“Dios utilizó su poder para darnos
todo lo que necesitamos, y para que vivamos como él quiere. Dios nos dio todo
eso cuando nos hizo conocer a Jesucristo. Por medio de él nos eligió para que
seamos parte de su reino maravilloso” (2 Pedro 1.3, TLA).
“Pero nosotros predicamos a Cristo
crucificado, para los judÃos ciertamente tropezadero, y para los gentiles
locura” (1 Corintios 1.23).
Me hace feliz comenzar cada mensaje diciendo: “Yo no
tengo nada que ustedes necesiten”. ¡Es cierto! Si usted tiene a Cristo,
entonces yo no tengo nada que usted necesite. Pablo dice en Colosenses 1.28 “A
este Cristo proclamamos, aconsejando y enseñando con toda sabidurÃa a todos los
seres humanos, para presentarlos a todos perfectos en él”[1]
(NVI). Y luego en 2.10 reafirma: “Y vosotros estáis completos en él, que es la
cabeza de todo principado y potestad”. ¿Está usted en Cristo? ¿Está usted
completo? Si es asÃ, ¿qué he de agregar yo entonces a esa plenitud? Quizá pueda
pasar un tiempo explicando lo que significa estar completo en Él, pero no tengo
nada para dar en la manera de un agregado. El discipulado celestial reconoce
que los creyentes están completos en Cristo.
Sabemos que en la publicidad es
necesario un “gancho” para hacer que un producto sea atractivo, destacarlo de
otros y aun convertirlo en un objeto codiciado. Lamentablemente, la fe
cristiana se ha convertido en un producto. Parecieran existir innumerables
marcas que compiten entre sÃ, cada una con su “gancho” que suena agradable pero
que es exaltado por sobre la persona de Cristo. Algunos viajan alrededor del
mundo, a fin de plantar sus pies en la tierra de un lugar por el cual deben
orar, algunos saben griego, algunos han experimentado la tan ansiada solución
instantánea y otros han tenido experiencias increÃbles. Muchas de estas cosas
pueden revelarse en un creyente cuando está completo en Cristo, pero no lo
hacen especial ni más completo.
Poseer algo especial y luego resaltarlo como una norma para la fe es un ejemplo
de predicación piramidal, en la cual alguien se posiciona en el vértice
superior de la pirámide, mira con desdén a las masas de creyentes inferiores y
los alienta a ser como él, mientras destaca continuamente su propia
superioridad y la inferioridad de ellos en cuanto a la fe. Los predicadores piramidales
nos dejan exhaustos.
Si usted es el más humilde de los
creyentes, un recién convertido, alguien que nunca tuvo una experiencia
emocional, una persona que ha confiado en Dios para su salud o la salud de un
ser amado y se ha visto decepcionado, quiero decirle: “Usted está completo en
Cristo”. El dÃa que lo aceptó, usted se situó en la cúspide de la pirámide;
nadie tiene algo que usted necesite, porque usted lo tiene todo en Él.
No se deje llevar por el deseo de ser
carnal. La fe es el mayor honor que podemos conferirle a Dios –mayor que la
experiencia, la oración o que las acciones “increÃbles”– y es todo lo que
tenemos para dar. Los milagros que edifican la fe tienen sus raÃces en la
incredulidad. Los genuinos milagros son el resultado
de la fe e incluyen cosas tales como amar a un enemigo, mantenerse firme en
las circunstancias adversas y el saber que estamos completos en Él. Si lo
espectacular sucede dentro del contexto de la fe, entonces alabe a Dios. La fe
genuina dedica más tiempo a promover a Cristo que a destacar lo espectacular
que procede de Él.
¡RegocÃjese en la fe! Usted está
completo o completa en Cristo, y en Él, usted está siempre en mejores
condiciones de lo que sentÃa o pensaba que estaba.
M.WELLS
1 comentarios
Gracias hermano por tan excelente labor, es de gran bendición para mi vida, sigan adelante por favor. Dios lo bendiga grandemente.
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