IsaÃas 45:2-3
2 Yo iré delante de ti, y
enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de
hierro haré pedazos;
3 y te daré los tesoros escondidos, y los
secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel,
que te pongo nombre.
Cada
nuevo dÃa es una aventura por vivir y cada nuevo despertar es una oportunidad
para cumplir nuestro propósito, ser más como Jesús. En esta aventura que
llamamos vida tenemos muchos retos por afrontar y muchos sueños por cumplir,
todo ello implica un caminar hacia lo desconocido, hacia algo nuevo, es propio
de la naturaleza humana el sentir temor hacia lo desconocido, la pregunta que
salta de inmediato es la siguiente; ¿ es válido ese temor para los hijos de
Dios?, ¿es normal que un Cristiano se atemorice frente a un nuevo proyecto o
una nueva circunstancia en su vida?.
Como
siempre y como corresponde a hijos de Dios, la respuesta debemos buscarla en su
palabra revelada, en la Biblia. Hay un sin número de pasajes y versÃculos que
podrÃamos citar al respecto en este momento, no obstante sólo nos vamos a
remitir a dos de ellos, el primero lo encontramos en;
2
Timoteo 1:7
Porque no nos ha dado Dios espÃritu de
cobardÃa, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Este
verso arroja un caudal de revelación por parte del EspÃritu Santo sobre la
verdad del temor; su origen, su naturaleza, su finalidad. En este momento solamente
me referiré al hecho que nos concierne, si desea un estudio a profundidad sobre
este versÃculo y sus tremendas revelaciones no dudes en solicitarlo y te lo
haré llegar o lo publicaré en otro post, de regreso a nuestro estudio lo que
debemos conocer es que Dios no está en el asunto o el negocio del temor o la
cobardÃa, eso está bien claro en estas palabras del apóstol Pablo a su
discÃpulo Timoteo, asà que cuando un Cristiano siente temor debe estar
completamente seguro que ese temor no procede de Dios y si no procede de Dios,
creo que estamos sabemos de dónde, o más bien, de quien procede...
El
segundo versÃculo lo hallamos en;
Romanos
8:28
Y
sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es,
a los que conforme a su propósito son llamados.
El
mismo apóstol Pablo esta vez escribiendo a la iglesia en Roma, inspirado por el
EspÃritu Santo, nos regala esta tremenda verdad: como hijos de Dios jamás
perdemos. Todas las cosas, oiga bien, TODAS las cosas, nos ayudan para bien, si
yo sé que todo lo que suceda en mi vida al final redundará para mi bien, que al
final producirá vida, entonces no tengo porque temer, si mi vida está guiada
por la palabra y mis pasos controlados por el EspÃritu de Dios, no tengo porque
temer, solo una cosa me espera; el EXITO.
No
hay fracaso para un verdadero hijo de Dios, no hay temor para un corazón
apasionado y guiado por Jesús.
No
te detengas, sigues adelante y emprende ese camino, esa nueva aventura sin
temor, porque Dios está contigo.
¿Y
si Dios es con nosotros, quien contra nosotros?
¡¡¡ Adelante no te detengas ¡¡¡
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