En Marcos 16.16 leemos: “El que
creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”.
¿Qué significa ser salvo? Lamentablemente, la iglesia ha definido el ser salvo como “ir al cielo”. Sin
embargo, el uso del término en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento
indica el ser librado hoy, no en algún tiempo futuro. El hombre necesita
liberación de su infierno diario. El mensaje del temor al infierno futuro, que
era tan exitoso en otro tiempo, resulta de poca utilidad hoy dÃa, cuando muchas
personas están tan inmersas en su infierno cotidiano que la amenaza de un
infierno en el futuro tiene poca importancia. (Si somos liberados del infierno
diario, se da por sentado que seremos librados de la condenación eterna.) Un
rápido análisis del término salvo (o
sus variantes) en la Biblia apoya el hecho que Jesús vino para traer vida
hoy. Lucas 7.50: “Pero él dijo a la
mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz”.
Lucas 23.35: “Y el pueblo estaba
mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó;
sálvese a sà mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios”.
Juan 10.9: “Yo soy la puerta; el
que por mà entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos”.
Hechos 2.40: “Y con otras muchas
palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa
generación”. Hechos 16.31: “Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás
salvo, tú y tu casa”.
Romanos 5.10: “Porque si siendo
enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más,
estando reconciliados, seremos salvos por su vida”.
1 Corintios 1.18: “Porque la
palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan,
esto es, a nosotros, es poder de Dios”.
¡Suficiente! Lo que quiero señalar
es que la salvación no comienza para nosotros en el momento de nuestra llegada
al cielo, sino que se ha producido aquà en la tierra. Por favor no
malinterprete esto, pero según la definición bÃblica de la salvación, ¡el cielo
estará lleno de personas no salvas! Es decir, muchos han nacido de nuevo e irán
al cielo pero nunca experimentaron la salvación del Nuevo Testamento ni la
libertad diaria. La fe es crucial, porque si creemos seremos SALVOS (de nuestro
infierno diario); y si somos incrédulos, seremos condenados (en nuestras
experiencias diarias). La fe no es importante solo para el futuro, sino que es
necesaria para la vida diaria. En sÃntesis, necesitamos la fe. Prácticamente
cada creyente siente que debe hacer algo para Dios pero sabe que no puede hacer
nada. La fe resuelve este dilema.
Recibimos la obra de Él y trabajamos –pero es su obrar en nosotros– y finalmente
tenemos salvación diaria.
M.WELLS
M.WELLS
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