¿Cuántas veces hemos oÃdo a
personas que no son no creyentes, hacer preguntas como las siguientes?: “¿Cómo
pueden decir ustedes los cristianos, que son los únicos que van al cielo? ¿Cómo
pueden afirmar que conocen el único camino? ¡Todos los rÃos llevan al mar, y
todas las religiones nos llevan a Dios! ¿Cuán afortunados se creen al ser
cristianos (supuestamente, las únicas personas en el planeta que tienen una
respuesta)?”.
En primer lugar, para el mundo, la
fe cristiana presenta una dificultad inherente, la dificultad que hizo a Cristo
intolerable: su pretensión de ser la verdad absoluta. Jesús llegó al extremo de
proclamar que Él era la Verdad. Esta afirmación de su condición absoluta ha
sido causa de martirios en todas las épocas. Sin embargo, este es nuestro
fundamento como creyentes. Nunca se acobarde ante la exclusividad de la deidad
de Cristo; al contrario, haga pleno uso de ella. En cada oportunidad en la cual
hablo con una persona que no es creyente y hago referencia a la condición
absoluta de Cristo, sé que la Verdad está de mi lado. No importa cuán plena sea
la vida para esa persona según su propia opinión; no importa con cuánta
seguridad defienda su sistema de creencias y proclame que le proporciona paz y
contentamiento; no importa cuán elocuentemente defienda su estilo de vida
alternativo: la condición absoluta del Señor está de mi lado.
PermÃtame explicarlo. Al analizar
si algo es cierto o no, los dos factores determinantes son los resultados y las
consecuencias. Un ejemplo muy sencillo, es la ley de la gravedad. Cúmplala y
cosechará los resultados; desobedézcala y sufrirá las consecuencias. Ambos
resultados están fuera de nuestro control, pero renunciamos a nuestro bienestar
cuando desobedecemos la ley.
En el ámbito espiritual, ocurre lo
mismo con la verdad absoluta. Hasta el dÃa de hoy no he sufrido consecuencia
alguna por desestimar, negar y desobedecer las enseñanzas del budismo, el
confucianismo, el hinduismo, los Testigos de Jehová, el mormonismo, la Nueva
Era, el materialismo o cientos de otras falsas religiones. Esta experiencia me
enseña que si no hay consecuencias por desobedecer lo que el hombre llama
verdad, entonces no es la verdad en absoluto. ¿Hay resultados de obedecer a la
Verdad (Cristo) y consecuencias de no obedecerla? La historia puede
proporcionar miles de ejemplos que certifican la validez de la afirmación de
Jesucristo acerca de su condición absoluta. Aquellos que abandonan el alto
llamado de Cristo al amor y a una moral sana, que rechazan el perdón como una
forma de vida, que alimentan los deseos de la carne y manipulan la ley para
adecuarla a sus deseos egoÃstas, parecen nunca mejorar. Cuando le preguntaron a
Gandhi qué podÃan hacer los cristianos para controlar la India, respondió:
“¡Practicar la enseñanza de Cristo sin diluirla!” Gandhi reconoció las
pretensiones absolutas de Cristo, a pesar de que nunca lo recibió en su
corazón.
Recuerde que no importa lo que una
persona diga en su defensa, ya que si vive sobre la base de cualquier otra
verdad está yendo en contra del principio rector de todo el universo; en
consecuencia, su vida no es plena, abundante, satisfactoria ni feliz. Cuando
los Testigos de Jehová golpean a mi puerta, lo primero que les digo es: “Si lo
que ustedes afirman es cierto, ¿por qué están tan insatisfechos?” Resulta
interesante su respuesta, que al principio niega mis afirmaciones pero luego
procura justificar su infelicidad. Tiene que haber un contraste entre sus ideas
acerca de la verdad y la Verdad absoluta.
En segundo lugar, la idea que
todos los rÃos llevan al mar, o que todos los rayos de una rueda sostienen al
mismo cubo (o centro), no se aplica a la Verdad absoluta. A menudo pregunto a
una persona: “¿Qué ocurrirÃa si un grupo terrorista mantuviera como rehenes a
cien personas en un edificio y a uno de sus seres queridos en otro, y le
obligaran a decidir entre permitir que los terroristas asesinen a su ser
querido o a las otras cien personas? No le ofrecen otra opción. ¿Qué
decidirÃa?” Por supuesto, la persona decidirá por la muerte de su ser querido.
Y continúo: “Ahora imagine que usted es la persona que tomó esa decisión. ¿Qué
sentirÃa usted después de semejante sacrificio personal, si alguien viniera a
decirle que en realidad existÃan otras mil maneras de resolver la situación,
sin necesidad de que su ser querido muriera? ¿Cómo se sentirÃa al saber que, a
pesar de todo lo que puedan decirle, la muerte de su ser querido era
verdaderamente la única opción? ¡Insultado, por decir lo menos! Del mismo modo,
es un insulto decir que existen miles de caminos para llegar a Dios, quien a
fin de habilitar el único Camino para llegar a Él, sacrificó lo que más amaba:
su único Hijo”.
En tercer lugar, ¿cómo imagina que
se sentirÃa un matrimonio cuyo hijo fue asesinado, si el juez que debe hacer
justicia en el caso dictaminara: “¡Dejen libre al homicida! No es necesario que
exista ninguna otra consecuencia. Al fin y al cabo, este hombre no es una mala
persona”? Esos padres no sentirÃan respeto alguno por el juez que no hizo
justicia.
A menudo, durante el transcurso
del aconsejamiento matrimonial, cada cónyuge hace una defensa de su conducta y
condena el comportamiento del otro. Ambos desean justicia. Si Dios es santo y
justo, entonces Él debe pronunciarse; sin embargo, Dios también es amor.
Nuevamente, vemos la genialidad de Dios. Él juzga a su Hijo por nuestro pecado,
para que podamos ser los receptores de su amor. Él es tanto justicia como amor.
¡Asombroso! Todo lo que Dios requiere es fe en Él, aunque para muchos este
requisito es una exigencia demasiado grande.
En cuarto lugar, el hombre siente
que necesita una religión de obras. La fe cristiana es realizable, porque el
EspÃritu Santo realiza la obra en nosotros. Su vida que ha hecho todo y puede
hacer todo fluye en nosotros, del mismo modo que la vida de una vid fluye a
través de las ramas. Ninguna otra religión es realizable. Más aun, ninguna otra
religión es legible. Lea los escritos del hinduismo, el budismo o el
mormonismo, e inmediatamente sufrirá una hernia mental. Son confusos y están
llenos de comicidades. El hinduismo fue creado por los ricos para suprimir a
los pobres, pero su “sabidurÃa” ahora es aceptada en la forma de las enseñanzas
de la Nueva Era. Pida a cualquier persona que lea Mateo 5, 6 y 7. ¿Hay algo
allà que sea ofensivo? ¿Algo que no sea comprensible? Y si la vida de Cristo
mora dentro de una persona, aun su más débil intento por responder a los deseos
del Señor en estas directivas producirá resultados. La vida de Cristo es
absoluta.
M.W
M.W
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