VIDA EN EL REINO

CUANDO LA BIBLIA NO OFRECE LA RESPUESTA

5:18Carlos C



Pregunta: ¿Por qué, en ciertos momentos en los cuales necesitaba una respuesta, al abrir la Biblia no encontré nada?
Juan 5.39 dice: “Ustedes estudian con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor!” (NVI).
A menudo, los creyentes cuentan acerca de sus conflictos y situaciones adversas, que los hicieron recurrir a la Palabra de Dios en busca de algo que les llegara directo al corazón y produjera algún efecto. Sin embargo, no encontraron nada. ¿Le ha sucedido algo parecido? Usted se encuentra necesitado, confundido, carente de dirección, ¡y cuando abre la Biblia no encuentra el apoyo que necesita! Quizá, en su desesperación la abrió en forma casual, al azar, con la esperanza que se abriría en algún pasaje especial que aliviara un poco su situación. Sin duda, hubo momentos en los cuales Dios honró este método para ministrar a su necesidad, pero la mayoría de las veces no lo hace, y la Biblia suele caer abierta en algún pasaje difícil de entender, o en una de las diversas genealogías del Antiguo Testamento.
¿Por qué, cuando oímos decir que el conocimiento de “la Palabra” es la medicina que lo cura todo, hay tantos que en tiempos de necesidad no encuentran nada en ella? ¿Es porque su corazón no es recto? ¿Por qué las discusiones sobre doctrinas no se resuelven a través del estudio de la Biblia? ¿Acaso no hay una enseñanza clara respecto del bautismo, los dones del Espíritu y la predestinación? Cuando una iglesia se está dividiendo y se presenta una lista de lo que bíblicamente es bueno y malo, ¿por qué continúa profundizándose la división? ¿Por qué, una persona que ha memorizado la Biblia completa sucumbe frente a una gran tentación? ¿Es que no la ha leído y meditado en ella con un corazón recto? Si la Biblia no brinda consuelo porque el corazón no es recto, entonces debemos concluir que la condición del corazón es más poderosa que la Biblia; pero, ¿no es la Biblia mayor que cualquier cosa que el hombre pueda escribir o fabricar?
En lo profundo del corazón del hombre, desde el más exitoso magnate hasta el más pobre mendigo, hay un vacío inquietante y que carcome. Uno de los “famosos” del mundo artístico confesó recientemente que había pasado muy malos momentos el año anterior, pero de inmediato alentó a la audiencia a olvidar esos días, jactándose de los buenos resultados de su actual esfuerzo por disimular aquella etapa oscura. A la mayoría de las personas las desconcierta su vacío interior, esa sensación de que las cosas no están bien, que no satisfacen y que carecen de sentido. No se suele hablar sobre el vacío, pero sí sobre los innumerables métodos para intentar llenarlo. En el lado negativo, observamos asombrados la perversión sexual del mundo, el egocentrismo en los matrimonios, la destrucción causada por las drogas y los casos de jovencitos que están tan desorientados, que ven el suicido como un posible curso de acción. En un sentido más positivo, podemos observar cosas tales como la obsesión respecto del dolor que sufren todos los seres vivos. Sin embargo, raras veces las personas que manifiestan esta obsesión tienen la pobreza de espíritu que les permita sacrificarse por los vivos. Lo único que hacen es buscar nuevas maneras de llenar su vacío. A pesar de todo, los carcome la sensación que algo está mal y sigue mal. De acuerdo con las estadísticas (si son creíbles), casi 50 millones de estadounidenses padecen depresión, otros 20 millones sufren de desórdenes en su atención, 30 millones padecen ansiedad, y la lista continúa; aunque si sumamos todas las estadísticas, la conclusión es que, en promedio, cada persona padecería al menos tres problemas claramente identificables. ¿Por qué?
Suelo decir a menudo que la fe cristiana es la única “religión” que es coherente con el mundo creado; si algo no es cristiano no es natural. Cuando permanecemos en Cristo, aun las flores nos alientan a vivir. El hombre necesita la relación con Dios que únicamente es posible a través de Jesucristo. La inquietud que carcome el corazón del hombre, ese vacío que causa gran parte de los problemas físicos y psicológicos, es el lugar que le pertenece a la vida de Cristo. Antes de la caída, Adán y Eva tenían el cuerpo y el alma de los seres humanos, pero un espíritu que estaba en comunión con Dios. Lo que hoy día completa al ser humano creado es un nuevo espíritu que contiene el Espíritu y la vida de Cristo. Él fue el primogénito de una nueva creación, de un nuevo hombre. ¡El ser humano debe tener una relación con Dios para estar completo! El comprender la creación del hombre y lo que este necesita, como así también el deseo de Dios de tener cerca al ser humano, responderá muchas preguntas. Las personas se desvían de la verdad principal, al creer que el propósito para el cual fuimos creados es la santidad, la fidelidad, la obediencia, el conocimiento bíblico, la buena conducta, el ser bondadosos y amables, o aun el negarnos a nosotros mismos. Estas cualidades y conductas son los resultados de la relación, no la causa de ella.

La Biblia no es el libro de todas las respuestas; su propósito es encaminarnos a LA RESPUESTA. No se permitirá nada que sea el sustituto de una relación con Cristo; y cualquier cosa fuera de Él es nada. Dentro de la relación que provee el Hijo de Dios, el Libro es hermoso y está lleno del conocimiento que recorre el camino de cuarenta y cinco centímetros desde la cabeza hasta el corazón. Así aprendemos por experiencia que “toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3.16). 

 Michael Wells

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