Pregunta: ¿Por qué, en ciertos
momentos en los cuales necesitaba una respuesta, al abrir la Biblia no encontré
nada?
Juan 5.39 dice: “Ustedes estudian
con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas hallan la vida
eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor!” (NVI).
A menudo, los creyentes cuentan
acerca de sus conflictos y situaciones adversas, que los hicieron recurrir a la
Palabra de Dios en busca de algo que les llegara directo al corazón y produjera
algún efecto. Sin embargo, no encontraron nada. ¿Le ha sucedido algo parecido?
Usted se encuentra necesitado, confundido, carente de dirección, ¡y cuando abre
la Biblia no encuentra el apoyo que necesita! Quizá, en su desesperación la
abrió en forma casual, al azar, con la esperanza que se abrirÃa en algún pasaje
especial que aliviara un poco su situación. Sin duda, hubo momentos en los
cuales Dios honró este método para ministrar a su necesidad, pero la mayorÃa de
las veces no lo hace, y la Biblia suele caer abierta en algún pasaje difÃcil de
entender, o en una de las diversas genealogÃas del Antiguo Testamento.
¿Por qué, cuando oÃmos decir que
el conocimiento de “la Palabra” es la medicina que lo cura todo, hay tantos que
en tiempos de necesidad no encuentran nada en ella? ¿Es porque su corazón no es
recto? ¿Por qué las discusiones sobre doctrinas no se resuelven a través del
estudio de la Biblia? ¿Acaso no hay una enseñanza clara respecto del bautismo,
los dones del EspÃritu y la predestinación? Cuando una iglesia se está
dividiendo y se presenta una lista de lo que bÃblicamente es bueno y malo, ¿por
qué continúa profundizándose la división? ¿Por qué, una persona que ha
memorizado la Biblia completa sucumbe frente a una gran tentación? ¿Es que no
la ha leÃdo y meditado en ella con un corazón recto? Si la Biblia no brinda
consuelo porque el corazón no es recto, entonces debemos concluir que la
condición del corazón es más poderosa que la Biblia; pero, ¿no es la Biblia
mayor que cualquier cosa que el hombre pueda escribir o fabricar?
En lo profundo del corazón del
hombre, desde el más exitoso magnate hasta el más pobre mendigo, hay un vacÃo
inquietante y que carcome. Uno de los “famosos” del mundo artÃstico confesó
recientemente que habÃa pasado muy malos momentos el año anterior, pero de
inmediato alentó a la audiencia a olvidar esos dÃas, jactándose de los buenos
resultados de su actual esfuerzo por disimular aquella etapa oscura. A la
mayorÃa de las personas las desconcierta su vacÃo interior, esa sensación de
que las cosas no están bien, que no satisfacen y que carecen de sentido. No se
suele hablar sobre el vacÃo, pero sà sobre los innumerables métodos para
intentar llenarlo. En el lado negativo, observamos asombrados la perversión
sexual del mundo, el egocentrismo en los matrimonios, la destrucción causada
por las drogas y los casos de jovencitos que están tan desorientados, que ven
el suicido como un posible curso de acción. En un sentido más positivo, podemos
observar cosas tales como la obsesión respecto del dolor que sufren todos los
seres vivos. Sin embargo, raras veces las personas que manifiestan esta
obsesión tienen la pobreza de espÃritu que les permita sacrificarse por los
vivos. Lo único que hacen es buscar nuevas maneras de llenar su vacÃo. A pesar
de todo, los carcome la sensación que algo está mal y sigue mal. De acuerdo con
las estadÃsticas (si son creÃbles), casi 50 millones de estadounidenses padecen
depresión, otros 20 millones sufren de desórdenes en su atención, 30 millones
padecen ansiedad, y la lista continúa; aunque si sumamos todas las
estadÃsticas, la conclusión es que, en promedio, cada persona padecerÃa al
menos tres problemas claramente identificables. ¿Por qué?
Suelo decir a menudo que la fe
cristiana es la única “religión” que es coherente con el mundo creado; si algo
no es cristiano no es natural. Cuando permanecemos en Cristo, aun las flores
nos alientan a vivir. El hombre necesita la relación con Dios que únicamente es
posible a través de Jesucristo. La inquietud que carcome el corazón del hombre,
ese vacÃo que causa gran parte de los problemas fÃsicos y psicológicos, es el
lugar que le pertenece a la vida de Cristo. Antes de la caÃda, Adán y Eva
tenÃan el cuerpo y el alma de los seres humanos, pero un espÃritu que estaba en
comunión con Dios. Lo que hoy dÃa completa al ser humano creado es un nuevo
espÃritu que contiene el EspÃritu y la vida de Cristo. Él fue el primogénito de
una nueva creación, de un nuevo hombre. ¡El ser humano debe tener una relación con Dios para estar
completo! El comprender la creación del hombre y lo que este necesita, como asÃ
también el deseo de Dios de tener cerca al ser humano, responderá muchas
preguntas. Las personas se desvÃan de la verdad principal, al creer que el
propósito para el cual fuimos creados es la santidad, la fidelidad, la
obediencia, el conocimiento bÃblico, la buena conducta, el ser bondadosos y
amables, o aun el negarnos a nosotros mismos. Estas cualidades y conductas son
los resultados de la relación, no la
causa de ella.
La Biblia no es el libro de todas
las respuestas; su propósito es encaminarnos a LA RESPUESTA. No se permitirá
nada que sea el sustituto de una relación con Cristo; y cualquier cosa fuera de
Él es nada. Dentro de la relación que provee el Hijo de Dios, el Libro es
hermoso y está lleno del conocimiento que recorre el camino de cuarenta y cinco
centÃmetros desde la cabeza hasta el corazón. Asà aprendemos por experiencia
que “toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3.16).
Michael Wells
Michael Wells
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