ENSEÑANZA VIDA EN EL REINO

FELICIDAD EN EL ALMA O EL ESPÍRITU?

3:57Carlos C

La distinción entre el alma y el espíritu


Muchos están en el proceso de hacer una distinción entre el alma y el espíritu. Hay vida en el espíritu, pero muchos interpretan la calidad de la vida en el espíritu por lo que sucede en el alma. El día en que Cristo entró en la vida del creyente trajo consigo un cofre lleno de todo lo que es necesario para una vida plena y exitosa. Dentro de ese cofre hay aceptación, certeza, seguridad, consagración y ayuda diaria. El cofre reside en el espíritu, pero el creyente inmaduro continúa buscando la realización fuera del espíritu. 
Muchos creen que la vida en el espíritu puede hallarse en el alma. Quizá pueda encontrarse en el intelecto, por medio de la comprensión de su propia conducta. Quizá pueda encontrarse como resultado de una firme voluntad que permita alcanzar la rectitud y que tenga el poder de cambiar lo que detestan. O quizá la vida en el espíritu pueda ser el resultado del cambio de las emociones al sentirse amados, aceptados y dignos. Hay quienes buscan esa vida en el cuerpo, procurando ser atractivos para los demás o como resultado de esfuerzos exitosos que les granjeen los aplausos y la aprobación de hijos, cónyuges, amigos, familiares y compañeros de trabajo. También los títulos y las vocaciones prometen llenar el vacío.
Si usted fuera Dios, ¿qué haría para asegurar una distinción entre el alma y el espíritu, a fin de que el creyente descubriera todas las riquezas de Cristo que hay en él? Porque si el creyente pudiese descubrir que la verdadera vida está dentro, entonces nada de lo externo a él o de lo que no es parte de él podría destruirlo. No quiere decir que el creyente sería una persona a la cual nada le afecta (algo que procura un hindú), pero sí quiere decir que el creyente podría cantar himnos aun estando en prisión. 
Si yo fuese Dios, primero haría que todo conocimiento fracasara y que las emociones decayeran al punto de perder su atractivo. Segundo, permitiría que la voluntad del hombre lo decepcionara al perder el control de ciertas áreas de la vida. Por último, haría que tanto el mundo como las personas en las cuales el creyente confía lo decepcionaran en la búsqueda de satisfacción para sus necesidades más profundas.
Esta es la cuña sombría, la espada que Dios clava entre el alma y el espíritu: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4.12). La “palabra de Dios” en este pasaje es, de manera natural e inconfundible, una referencia a Jesús, quien realiza personalmente la tarea de “partir”, de hacer una distinción; y esta experiencia se considera una de las más difíciles. Muchos de nosotros nos sentimos desesperados, afligidos, confundidos, enojados, desesperanzados y amargados al pedir a gritos que vuelva la felicidad en la comodidad de la carne.
No obstante, debemos cobrar ánimo, porque en esta experiencia crecemos en la fe y nos convertimos en hombres y mujeres de convicciones profundas. Aprendemos que nada que esté fuera del espíritu puede, en última instancia, destruirnos. Descubrimos nuestra libertad. Descubrimos cuán dependientes y al mismo tiempo suficientes somos en Él; y cuando el proceso está completo, entramos a la máxima productividad. Fuera del espíritu no poseemos nada y nada nos posee a nosotros; entramos en la humildad verdadera y nada que esté fuera del espíritu puede limitarnos.
Es importante que usted pase por esta clase de experiencia. Si no es así, entonces en algún momento futuro cuando se prepare para ministrar, se verá confrontado por circunstancias adversas externas al espíritu que tratarán de sofocar y obstaculizar la liberación de vida. Jesús llamó a todo este proceso el bautismo en fuego, por medio del cual la levadura del pasado es negada totalmente. 

Después, usted podrá apreciar el gran vacío resultante de buscar vida fuera del espíritu. Las cosas menos importantes en las cuales usted confiaba se habrán secado. Habrá transitado el sendero preparado para aquellos destinados a experimentar la más profunda obra del Señor. Usted sentirá que no puede hacer el suficiente hincapié para que otros reconozcan la importancia de completar el curso y aprender acerca de la vida en el Espíritu. Usted está libre y ha encontrado la vida en su interior; usted vive de lo que hay en el cofre y está agradecido. 
W.WELLS

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