Al competir en un rodeo, el jinete
de caballos y toros salvajes debe espolear al animal orientando los dedos de
los pies bien hacia afuera y la espuela hacia adentro. Esta técnica permite
montar mejor, obtiene mayor puntaje de los jueces y, en última instancia,
significa más dinero ganado. Un amigo que era campeón de rodeo en su juventud
estaba pasando por momentos de escasez, ya que no habÃa ganado por varias
semanas. Decidió enviar un telegrama a su padre pidiendo ayuda financiera.
“Para papá. De Billy. Emergencia. Necesito ayuda. Sin comida. Sin dinero.
Necesito finanzas inmediatamente. No estoy ganando”. Dos horas más tarde tuvo
su respuesta. “Para Billy. Mi querido hijo. Orienta los dedos hacia afuera. Tu
padre que te ama”. Esto recordó a Billy que cuando la vida no funciona uno debe
volver a las cosas fundamentales.
Cuando nos sentimos derrotados,
como si todos estuviesen contra nosotros y acusándonos; cuando nadie se
interesa ni nos brinda la comprensión y aceptación que necesitamos; cuando nos
resulta demasiado difÃcil amar y perdonar; o, dicho brevemente, cuando la vida
no funciona, nosotros, también, debemos volver a las cosas fundamentales. En
Lucas 9.23 se nos dice que la cruz de Cristo es algo que debe tomarse
diariamente. Todos los que estaban con Jesús cuando dijo esto entendieron
perfectamente lo que quiso expresar. Los romanos hacÃan que un hombre llevara
su cruz como testimonio de que la muerte que recibirÃa era merecida. Nuestra
actitud debe ser la de negar diariamente todo lo que sabemos acerca del yo
crucificado. La vida vieja no puede ayudar, pero la nueva es más que vencedora.
Fije su mirada en Jesús, tómese un momento para orar, lea el Salmo 139, escuche
lo que Dios dice, tome la cruz que da a todos los demás el derecho de ofender y
una vez más encontrará riquezas. Nunca perdemos la vida en la cumbre de la
montaña; perdemos la vida cuando olvidamos las cosas fundamentales.
Innumerables veces he oÃdo decir:
“Eso de permanecer en Cristo me suena fantástico, pero conmigo no funciona”. Mi
respuesta siempre es: “¿Usted quiere decir que hacer de Cristo el centro de su
atención no le ayudó en absoluto?” “SÃ, ayudó por algunos dÃas, quizá algunas
semanas; pero simplemente no siguió funcionando”, me responden. Si la verdad
puede hacerle libre por cinco minutos, entonces puede hacerle libre toda la
vida. La verdad es absoluta y, en consecuencia, no puede funcionar
alternadamente, como una luz que encendemos y apagamos. El problema surge
cuando creemos que la verdad es una panacea que se recibe una vez y luego
podemos relajarnos y disfrutar de sus beneficios toda la vida. Este concepto de
la verdad es erróneo. La verdad no es algo que envuelve al creyente y lo
impulsa; la verdad es aquello en lo cual una persona camina. La verdad y la fe
operan juntas para producir experiencia. La fe nos permite recibir la verdad y
caminar en ella. Los que me dicen que hacer de Cristo el centro de su atención
no funciona nunca están centrados en Cristo al momento de hacer su afirmación.
Conocer el poder de la verdad presupone caminar en ella. Nunca se dio el caso
que una persona que permanecÃa en Cristo me dijera que no funcionaba.
Cuando decidimos no caminar en la
verdad, estamos en rebeldÃa. Aquello que por excelencia aliviará nuestra
incomodidad cuando nos rebelamos es el enojo. En consecuencia, comenzamos a
elaborar una lista de razones por las cuales y con quién (o quiénes) debemos
estar enfadados, y en esa lista podrán figurar los hijos, el cónyuge, la falta
de un cónyuge, el empleo, la depresión, nuestro pasado, nuestras relaciones
interpersonales, las finanzas, etc. La progresión es (1) rebelarse, (2)
enfadarse y (3) justificar el enojo. La persona desafortunada que acaba en la
lista que justifica el enojo de otro se queda sintiendo que si no hubiese hecho
determinadas cosas, la otra persona no habrÃa necesitado rebelarse; y a menudo
se hace cargo de la culpa por causar la rebeldÃa a la vez que percibe que debe
poner todo su empeño en distender la situación, como si fuese su responsabilidad el sacar a la otra persona
del ámbito de la carne. Sin embargo, el rebelde no puede culpar a nadie más que
a sà mismo. Él eligió no caminar en el EspÃritu y NADIE lo sacó de esa senda.
Usó las conductas de otros como la excusa para no caminar en la verdad y
después hasta llegó al punto de culpar a la debilidad de la verdad por no ser
capaz de mantenerlo en el camino.
¡USTED ELIGE! Su voluntad no es
contrariada. Camine hoy en la verdad de amar a un enemigo, a su cónyuge, a un
amigo; rechace todo pensamiento egocéntrico y encontrará la verdad con poder.
Juan 15 es verdad; funciona, de modo que camine en la verdad, ¡y una vez más le
demostrará a usted el poder que tiene! ¡Luego su espÃritu crecerá
vertiginosamente! No procure arreglar su condición actual con una tediosa lista
de todo lo que debe cambiar a su alrededor antes que usted pueda caminar en la
verdad. La verdad es absoluta; no necesita que nada sea diferente antes que
pueda demostrar su poder. “Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor
Jesucristo, andad en él” (Colosenses 2.6).
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